Pregunta para Congreso de los diputados

Me llamo Tania y tengo TLP. Si se le está dando tanta importancia a la salud mental y a la prevención de suicidios, ¿Cuándo se van a dotar con más recursos a profesionales sanitarios y a pacientes? ¡Hay personas que están decidiendo acabar con sus vidas!

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Tania Hidalgo Pregunta de Tania Hidalgo

Hola. Me llamo Tania Hidalgo, tengo 33 años y tengo Trastorno Límite de la Personalidad (TLP o Borderline), congénita, y la depresión asociada a la misma. 

En mi familia fuimos conscientes de mi TLP a los 13 años, aunque quizás siempre haya sido así. Al principio todo es un caos, empecé a darme cuenta de que sonreía más de lo que lo sentía, todo dolía demasiado y también todo se sentía demasiado. Me dolía constantemente el pecho -tanto como lloraba de tristeza-, me mantenía siempre alerta y en tensión, mi relación con la comida fue a peor, etc. Empecé a autolesionarme como modo de fuga al dolor y a la impotencia, pero iba a más, y más me encerraba en mí misma. 

El Trastorno Límite de Personalidad es muy complejo y tuve que volver a conocerme a mí misma. A veces tenía ganas y energía para estar ocupada y hacer muchas cosas -comerme el mundo, vaya-, pero había otros momentos en los que mirar al espejo era un calvario, no tenía energía y sí mucha apatía. Sin hablar de que tomar medicación es psiquiatrizante y, aunque pueda ser necesario, no deja de ser así. 

El TLP más allá de influir o no en el comportamiento, forma parte de la conducta y, por tanto, del propio trastorno de personalidad per se. Partiendo de esa base, el TLP (no olvidemos los episodios depresivos y la ansiedad) influye en todos los ámbitos de mi vida y, por tanto, en mi comportamiento que depende mucho de mi mente. Es decir, en las relaciones interpersonales, familiares, de pareja, relación con la comida, la apatía es una batalla que fácilmente puede llevarte a una depresión, al igual que las ideas autolíticas están ahí, latentes, sobretodo, actualmente. 

El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una afección mental por la cual una persona tiene patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables. Estas experiencias interiores, a menudo, los llevan a tener acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas. El TLP ocurre de igual manera en hombres y en mujeres, aunque las mujeres tienden a buscar tratamiento más a menudo que los hombres. Los síntomas pueden mejorar después de la mediana edad.

He acudido a terapia desde los 15 años, y sigo acudiendo. Sin embargo, la Sanidad Pública supone una barrera para una atención, siquiera, mínimamente adecuada, por lo que puedo decir que he tomado más ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos que terapia he recibido. 

Actualmente siento dolor físico cada día, sobretodo en el pecho por la ansiedad, la desesperanza, la tristeza… Hace un año intenté suicidarme, acabé con una vía en el brazo en el hospital. Me dijeron que no me ingresaban en agudos porque la planta estaba fatal y me iba a venir peor, así que era mucho mejor una cita de emergencia con mi psiquiatra de turno. Me dijeron, como consta en mis informes, que activaban el Protocolo de Prevención del Suicidio. He contado los días, en los que veía que solo podía ir a peor, aunque pudiera parecer imposible. A día de hoy sigo asustada por todo lo que pasa por el cerebro tras un intento fallido. No quiero sentirme así de triste y destrozada toda mi vida, alejar a quienes me importan, alejar mi vida a la vida, sentirme sola, aunque sepa que no lo estoy, mis emociones, mis estados de ánimo (con tendencia a la pena) fluctúan de unos a otros sin previo aviso y con mucha intensidad.

La sociedad siempre nos presiona de una u otra manera en todos los aspectos de la vida. Desde pequeña me sentí presionada a cumplir con unos estándares que no iban conmigo y que eran imposible que lo fueran. Más adelante la presión se convirtió en el triple de intensa. Constantemente tengo que escuchar comentarios como "sonríe, sal de la cama y da un paseo", "relájate, tranquilízate y respira, no es para tanto" "¿por qué no sales?", "cambia el chip", "tú puedes"... Todo tiene que ser pulcramente "normal" aunque eso esté muy lejos de la realidad.

He sentido y vivido muchas situaciones tensas y desagradables a lo largo de mi vida con respecto a la sociedad, por desgracia, así que comentaré alguna. Hace no mucho, en la Universidad, una profesora me dijo que yo no tenía capacidad para estudiar un doble grado, ni siquiera uno de manera normal, por mi enfermedad. No supe qué hacer ni cómo gestionar mis emociones tan solo salir de su despacho.

Las enfermedades o patologías mentales, los trastornos de personalidad son parte de las personas y no es malo ni una cuestión para sentir vergüenza. Nos adaptamos a la sociedad mientras esta no hace lo mismo con nosotras, lo cual nos acaba apartando. La medicación en pacientes es muy importante y, muchas veces, más que necesaria, pues todo influye, pero no es una solución, la terapia es primordial. 

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad para la salud mental. 

De igual forma, queremos que se destinen más recursos para una atención psicológica clínica eficiente por parte de los profesionales sanitarios, que son los que verdaderamente entienden nuestra situación. Todo el sistema es conocedor de una de las grandes problemáticas que hay con la salud mental en la actualidad, los suicidios. Ante esto, ¿no creen que es necesario aportar todos los recursos necesarios tanto para los profesionales como para los pacientes que acuden desesperados? ¡Hay muchas personas que están decidiendo acabar con sus vidas!

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