Pregunta para Congreso de la República de Colombia
Somos un centro de robótica inclusivo para niños. ¿Cuándo habrá apoyo institucional para que estos proyectos, que potencian las capacidades de la infancia, lleguen a los colegios públicos?
Hola, soy Tatiana Muñoz, soy licenciada en Informática con un máster en Robótica. Soy la creadora de OhmBot Educación, un centro de robótica inclusivo para niños que funciona en mi ciudad, Pasto. La idea surgió primero como un semillero, tras una crisis depresiva mía que se originó después de renunciar a mi labor como docente en un colegio de Bogotá. Mientras me dedicaba a cuidarme, un amigo me habló de la posibilidad de hacer un voluntariado en el Centro Neurocognitivo Semillero Da Vinci, en Pasto. Yo acepté y empecé a trabajar.
Cuando quise implementar las estrategias, me di cuenta de que los componentes electrónicos y los materiales didácticos no eran adecuados para las necesidades de los niños. Entonces empecé a diseñar estrategias y nuevo material didáctico de robótica para adecuarlo a las capacidades de cada uno. El cambio tuvo una muy buena acogida, y hubo mucho trabajo y aprendizaje en el año que duró ese semillero. Entonces pensé que esta misma estrategia podría transformarla en algo más grande. Así que me capacité, me inscribí en cursos de emprendimiento, participé en concursos y empecé a dar forma a OhmBot.
Empezamos por definir el nombre, crear una página de Internet y perfiles en redes sociales, y fuimos encontrando a varias personas dispuestas a participar del centro de robótica. Primero nos enfocábamos en niños con discapacidad intelectual, auditiva y visual. Con ellos adaptamos las herramientas de OhmBot a las capacidades de cada persona: por ejemplo, creamos un diccionario en lengua de señas con el léxico del mundo de la robótica. Pero también hemos hecho algo que yo llamo “inclusión a la inversa”, es decir: al igual que en los colegios son admitidos niños con diversas discapacidades, nosotros también estamos abiertos a que niños con todas sus capacidades puedan participar. Ahora mismo, de manera presencial, son siete los niños que se reúnen en Pasto en el centro de robótica (cuya sede, por ahora, es mi casa), y de manera virtual tengo alumnos en el Valle y el Huila.
En OhmBot empezamos desde lo básico y vamos escalando a lo más complejo. Comenzamos conociendo los componentes electrónicos, como el motor, los bombillos led, las resistencias, cables, pilas y estructuras, y hacemos circuitos en serie. Eso nos permite ver, por ejemplo, el encendido de un bombillo y por qué se funde cuando no se coloca una resistencia. Trabajamos también el conteo de números con la toma de valores con el multímetro y, con mucho cuidado, enseñamos a soldar. El proceso termina por lo general cada tres meses cuando, con todos los conocimientos que adquieren, los niños construyen alguno de los prototipos que nosotros diseñamos: puede ser una avioneta cuya hélice funciona, o un cangrejo, que es un proyecto en el que todavía estamos trabajando.
En un principio, yo quería llevar todo el proyecto de OhmBot a los colegios privados. Pero con la crisis de la pandemia llegaron los recortes de personal. Así que opté por presentar el proyecto a los colegios públicos en Pasto. Sin embargo, aunque reciben la idea, que la lean y que llamen para darnos luz verde es muy difícil. En esta ciudad, si uno no tiene un contacto político, es muy difícil que un proyecto nuevo presentado por una persona desconocida tenga acogida. Y yo creo que es muy importante que ideas como la nuestra sean aceptadas, porque son una posibilidad de aprovechar de mejor manera los sistemas de educación, de que los niños adquieran nuevos conocimientos, que se motiven a aprender, que cultiven sus vocaciones y que estén más relacionados con el mundo técnico y tecnológico.
Por eso quiero lanzar esta campaña: para que llegue al Congreso de la República, a cuyos miembros propongo que legislen para que este tipo de semilleros de robótica y ligados a la tecnología sean incluidos con facilidad en los colegios e instituciones públicas, sobre todo en ciudades y regiones apartadas de las grandes capitales. Entre todos podemos ayudar a que esta petición sea más visible: si recogemos 350 firmas, esta campaña será presentada a los políticos del Congreso para que den una respuesta en la página de Osoigo. ¿Te unes con tu firma? Hacerlo no toma más de un minuto. Y después, difundamos este testimonio con nuestros amigos y contactos de WhatsApp y redes sociales. Unámonos a favor de las alternativas educativas para todos los niños del país. ¡Muchas gracias!