Pregunta para Europarlamento
Los agricultores no somos los culpables del cambio climático. Las tasas de contaminación junto con la subida de suministros hacen que cada vez nos cueste más producir.
Me llamo Tomy Rohde, soy andaluz y agricultor.
Con la crisis del campo y las recientes marchas para protestar sobre ello, es necesario incidir en la falta de información y desconocimiento que se tiene del mundo rural. Uno de los problemas es el precio del CO2 que se ha duplicado en un año lo que conlleva una subida de la electricidad. Es el precio que se paga por contaminar en Europa, los llamados derechos de emisión de CO2. Por lo que se ha de pagar el canon de emisión impuesto por la Unión Europea en plena lucha por la descarbonización. Este problema lleva existiendo desde hace tiempo.
Estas tasas solo se aplican en Occidente, no en el mundo. Nos están poniendo muchas barreras y tasas porque creen que el cambio climático es por culpa de los agricultores. Por desconocimiento nos están diciendo que estamos contaminando porque hay muchas estigmatizaciones y, a su vez, abandono al mundo rural.
Los agricultores no somos los culpables del cambio climático. La transición energética no se ha hecho bien, y nos están poniendo barreras en el campo para que produzcamos de manera más sostenible y ecológica. Todo esto hace que cada vez nos cueste más producir, pero ¿Qué se está haciendo en las ciudades para combatir el cambio climático?
España es el primer país de la Unión Europea con una mayor superficie agrícola dedicada a cultivos de producción ecológica y el cuarto del mundo en superficie ecológica, sin embargo, solo se consume un 3,3% de productos ecológicos. Además, la agricultura es la única industria en el mundo que captura CO2 de la atmósfera. El suelo es una de las formas más efectivas de atrapar el carbono. La siembra directa, el uso de nitrógeno de precisión o los cultivos de cobertura ayudan a retener aún más el CO2, a reducir el uso de combustibles fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero. Por ello, la captación de carbono es una oportunidad para la agricultura convirtiéndola en una alternativa para reducir las emisiones, pero, una vez más, por desconocimiento no se sabe.
Aun así, quienes nos llevamos todas las medidas somos nosotros, las personas que trabajamos en la agricultura. No podemos comprar tractores de segunda mano porque contaminan más, pero no tenemos dinero para comprar uno nuevo. Todo son barreras. Yo me tengo que hipotecar para trabajar porque ahora producir nos cuesta el doble.
La falta de un modelo de agricultura en España ha hecho vulnerable a un sistema productivo que constantemente estamos sufriendo ataques por diversos motivos: las tasas de contaminación, aumento de los costes de producción, el desequilibrio en la cadena agroalimentaria y la reforma de la Política Agrícola Común de la Unión Europea. Cada vez son más las subidas que afectan al gasóleo que usamos en los tractores (+73%) y a la energía eléctrica (+270%). Los alimentos están encareciéndose a los consumidores mientras que nosotros seguimos sin cubrir nuestros costes. Tiene que haber unos precios justos para los productos agrícolas y ganaderos porque de nada ha servido el Real Decreto-ley 5/2020, de 25 de febrero, por el que se adoptan determinadas medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación.
¿Por qué está pasando esta crisis en el campo? Porque lo hemos permitido. Occidente entero ha dicho lo que tenemos que hacer cuando solo contamina un 5%. China es el país que más contamina en el mundo. Por todo ello, consciente de que es una solución complicada por todo sistema que hemos implantado, me gustaría exigir que las medidas de medio ambiente y sostenibilidad que están en nuestro país y que nos están encareciendo para producir, haya una regulación y no se permita que los grandes productores tengan sus principales plantaciones en el extranjero porque no hay limitaciones ni regulaciones, y luego encima que se venda el producto con origen España, cuando no ha sido producido aquí. Esto se debe regular para que no se permita.
Por último, para terminar con el desconocimiento y con el estigma del mundo rural, es necesario que haya una educación sobre ello porque dichos populares como “Si no vales para nada vete para el campo, haciendo de menos el mundo rural” no deja de ser un estigma que la juventud se termina creyendo. Hay que concienciar sobre la importancia del campo y cambiar el sistema educativo. No hay personas en el campo, por cada 8 personas que se van solo entra una persona.