Pregunta para Congreso de los diputados

Me llamo Trinidad y tengo una hija que falleció debido a la incompatibilidad de una medicación con la anestesia que le pusieron en una operación, ¿no valía mucho más la vida de mi hija que el coste de las pruebas diagnósticas?

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Trinidad Trancón Pregunta de Trinidad Trancón

Hola. Me llamo Trinidad y tengo una hija que falleció debido a la incompatibilidad de una medicación con la anestesia que le pusieron durante una operación sin tener en cuenta la enfermedad rara de su padre, que ella no tenía diagnosticada.

Cuando mi hija tenía 19 años se hizo una ecografía abdominal y salieron unos resultados en los que aparecían que los ovarios tenían un teratoma, pero parecía benigno. Le mandaron de urgencia a ginecología, pero nos dijeron que no iba a tener gran complicación, aunque con el tiempo podría volver a desarrollarse. 

En la primera operación que le realizaron a mi hija, salió del hospital sin ninguna complicación. Le hicieron una laparoscopia, le limpiaron todo y nos fuimos a casa. 

Nuestra desgracia comenzó cuando Trinidad, mi hija, cumplió 25 años. Se le volvió a reproducir todo y tenían que operarla de nuevo. Fuimos a otro hospital para su intervención y la metieron en quirófano. 

Sobre las 11:30h de la mañana nos llamó la cirujana para decirnos que todo había salido bien, le habían limpiado todo y la iban a dejar en observación con alta para el día siguiente, pero aun así, mi hija estaba muy bien. 

Al rato nos llamaron de nuevo y sentimos que había ocurrido algo. Cuando entramos nos dijeron: “No sabemos porqué, pero su hija está un poco malita”. De hecho todos los demás quirófanos pararon en ese momento para dar apoyo a mi hija. Ahí, yo me puse muy nerviosa y empecé a decir de todo. Nadie nos ofreció nada ni una pastilla ni un calmante para tranquilizarnos en ese momento tan horrible. 

Al cabo de unas horas nos volvieron a llamar para decirnos que cogiéramos las cosas de nuestra hija porque se la iban a bajar a la UCI, y allí mismo, el jefe de cirugía nos dijo: “Vamos a ver, voy a darles explicaciones aunque mi cirujana lo ha hecho todo bien. No sé porque motivos ha pasado esto y nos la tenemos que bajar a la UCI”. Ante esto, yo exigí ver al anestesista, que era la persona que había dormido a mi hija, pero me dijeron que no sabían si iba a ser posible, aunque lo iban a intentar. 

Cuando llegamos a la UCI recibimos una noticia desquiciante porque lo primero que nos dijeron fue: “Su hija está en estado crítico. Su hija de esta tarde no sale y si sale, se quedará como un vegetal. Se está desangrando, me la han bajado de la mesa de operaciones casi sin constantes, se le pueden empezar a parar los órganos”. Mi marido y yo nos quedamos totalmente destrozados, aunque, por otra parte, yo también estaba muy, muy cabreada de ver que mi hija había entrado bien al hospital y quizás salía sin ella. 

Posteriormente bajaron los anestesistas a hablar conmigo: “Lo que le ha pasado a su hija ha podido ser producido por una medicación que no era compatible con la anestesia por la enfermedad que hay de la familia. Su hija está dormida y si la despertamos, le podría afectar a algún órgano”. En ese momento me puse muy nerviosa y solo podía pensar que la que se estaba muriendo allí era mi hija. Nadie fue capaz de sacarme un tranquilizante. Fue horrible.

Desgraciadamente mi hija falleció por la tarde. Mi marido y yo estábamos destrozados y cuando entramos para firmar la defunción, yo me negué porque quería denunciarles. Me dijeron en el propio hospital que tendrían que estudiar el caso porque era la primera vez que una madre se negaba a firmar la defunción de su hija. Pero yo me fui a la comisaría y los denuncié. 

Estando en la comisaría poniendo la denuncia se recibió una llamada del hospital diciendo que habíamos dejado el cuerpo de mi hija abandonado. Yo estaba muy cabreada, sobre todo, porque era mentira, allí estaba su padre y más familiares. 

Todo se convirtió en un periplo horroroso en el que no pudimos hacer nada hasta el día siguiente, cuando volví a acudir al hospital para velar a mi hija, ya que no nos dejaron verla. Lo peor fue que, cuando llegamos, el cuerpo de mi hija estaba en el pasillo. Se la querían llevar sin esperar a la notificación del juzgado. 

Ante esa situación, yo llamé a la policía y al rato se presentaron muchos cuerpos de seguridad. Después de que la policía hablara con el jefe del hospital –médico de farmacia- salieron, hablaron conmigo y me dieron aliento para seguir adelante.

Todo ha sido una historia de terror. De hecho, el juzgado no dio facilidades para que se le pudiera realizar la autopsia a mi hija, pero tras insistir la familia fue realizada. 

El juicio final salió 7 años después. El anestesista que le puso la anestesia fue despedido, se fue a su país y nadie lo ha podido localizar. Fue todo muy raro. Además, el día del propio juicio no estaba citada la forense e, incluso, la hicieron ratificarse hasta en 3 ocasiones. 

Después de 7 años salió sentencia de lo penal. El anestesista fue indultado porque era cárcel o salir indultado. Además de tener que pagarnos una ‘mierda’ de multa, conseguimos que se reconociera la negligencia. 

Ante esto, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación para las enfermedades minoritarias. 

De igual forma, es necesario que se mejoren los diagnósticos precoces porque si se hubiera tenido en cuenta el riesgo de su padre, se hubiera indicado un tratamiento especifico acorde a su problemática y quizás hoy mi hija estaría con nosotros. 

Yo he perdido a mi hija y no quiero que otra familia pase por nuestra misma situación. Debe haber una gran formación por parte de los profesionales sanitarios sobre las enfermedades minoritarias, y si no la tuvieran, deben crearse unidades multidisciplinares para que los médicos actúen e investiguen en determinadas afecciones en concreto. 

Por ultimo, además de que la justicia va muy lenta y eso, para una madre a la que se le ha muerto su hija, es horrible y te destroza la vida, ¿no valía mucho más la vida de mi hija que las propias pruebas diagnósticas? ¿Qué mas da cuanto cueste una prueba cuando se está poniendo en juego la vida de un paciente? La vida de una persona vale mucho más que todos esos costes de ‘mierda’. Por eso necesitamos más inversión en investigación ya. ¡Que nadie tenga que vivir una situación tan nefasta como la nuestra por las propias carencias del sistema sanitario!

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