Insistir en la importancia de la detección precoz, es uno de los retos que tenemos ahora, tenemos COVID, pero tendremos que hacer frente a qué hacer con las patologías no COVID
En primer lugar, agradecerte la pregunta que nos trasladas y desearte una pronta recuperación y toda la energía del mundo. El cómo afrontamos determinadas enfermedades tiene una gran importancia sobre el estado de ánimo. Y sólo hizo falta escucharte en el directo del pasado viernes para ver la importancia que tiene el cómo nos enfrentamos a estas situaciones.
Antes de entrar a la cuestión del deporte, planteabas la importancia de la detección precoz, especialmente si estamos hablando de cáncer de mama. Has comentado que tenías revisión en abril y por la pandemia esa cita se retrasó. Ese es uno de los retos que tenemos. A pesar de que seguimos en pandemia, no podemos olvidarnos del resto de enfermedades, más allá del covid.
En cuanto al tema del deporte, no puedo estar más de acuerdo contigo. No solamente es la mejor medicina para el cuerpo si no también para la mente. Incluso no solamente para pacientes oncológicos, se recomienda hacer ejercicio y la administración debería concretar un poco más ese compromiso hacia una recomendación tan general. Nos podemos encontrar con dos situciones, una de ellas es la barrera económica: si una persona no puede permitirse un preparador físico o cualquier gasto resultado de hacer ejercicio. La segunda barrera es que por falta de conocimiento nos podamos lesionar y que al final tengamos alguna repercusión negativa.
Muchas veces se dice que la natación es muy buena para la espalda, yo he sido nadadora muchos años y he visto barbaridades, te puedes hacer daño nadando si no
Como decías, hay evidencia científica en otros países como Canadá y Australia que demuestran lo positivo que es no sólo para el estado de ánimo si no también para los tratamientos. Los entrenamientos de fuerza y aeróbico repercuten de manera positiva a esos tratamientos.
Sé que hay iniciativas privadas que trabajan tu propuesta. El compromiso de la administración pública debe estar en que esto no tienen por qué se experiencias piloto en algunas instituciones privadas. Tenemos que hacerlo extensivo y extensible y cosnidero que debe ser algo en lo que avancemos para que se pueda entender como terapia más dentro de este tratamiento.
Partekatu
Hola,
Mi nombre es Beatriz, tengo 38 años y soy mamá, atleta y maestra de Educación Física. Pero a esta parte de mí me gustaría llegar un poquito más adelante. Antes me gustaría hablaros de la batalla que estoy librando. Desde hace algunos meses estoy venciendo un cáncer de mama.
El aplazamiento de una revisión a consecuencia de la pandemia y la posible repercusión genética me llevaron a acudir al médico el pasado verano. Mi madre tuvo cáncer hace 27 años y, aunque los análisis genéticos no indicaban que existiese el riesgo de que yo pudiera desarrollarlo, desde los 35 años comencé a acudir a revisiones y controles periódicos. Así, en abril de 2020 llegó el momento de una nueva mamografía, pero como todos recordaréis, por aquel entonces una pandemia global nos impedía salir de casa. En verano, sin saber muy bien cómo ni por qué, algo se activó en mí, y decidí pedir de nuevo cita para esa revisión. Y en agosto lo vieron.
La radióloga lo aceleró todo, y en menos de un mes estaba en quirófano. Inicialmente el diagnóstico indicaba que tenía un carcinoma in situ, por lo que la intervención sería suficiente, pero una vez en quirófano vieron que se había extendido a los ganglios. Al haberse expandido, y teniendo en cuenta mi edad, el protocolo me obligaba a someterme a un tratamiento de quimioterapia y radioterapia para prevenir riesgos a medio y largo plazo. Y en esas estoy.
Pero esa es tan solo una parte de mi historia. Como os comentaba anteriormente, soy atleta, maestra de Educación Física en Primaria, y madre. Y siempre he luchado por la conciliación. Ni la maternidad, ni el ámbito laboral me han frenado en la competición y el entrenamiento. Hace dos años batí el récord Guinness de 10 kilómetros con carrito de mis dos hijos. Por esta razón, me gustaría apoyarme en mi figura y experiencia para lanzar una petición a las instituciones de nuestro país. Desde aquí quiero dirigirme a nuestros representantes en el Congreso de los Diputados para hacerles la siguiente pregunta: ¿Por qué no existen programas de actividad física y profesionales del deporte en los hospitales para los pacientes oncológicos? El deporte es la mejor medicina para la mente, y aporta tantos beneficios diariamente, que no he encontrado mejor acompañante para un tedioso tratamiento oncológico. No solo es crucial a nivel anímico, sino que física y fisiológicamente reduce el riesgo de hospitalización durante la quimioterapia, y te ayuda a mantener la masa muscular, esencial en este proceso.
Una historia ligada a la competición, el alto rendimiento y los buenos hábitos me han permitido mantener un ritmo constante de entrenamiento aun batallando la enfermedad. Muchas personas de mi entorno me preguntan a menudo: ¿Cómo lo haces? La respuesta es clara: el deporte se suma a mi deseo y ansia de vivir. ¿Por qué no podría ser el impulso perfecto para cualquier otro paciente oncológico? Necesitamos este tipo de programas en los centros y hospitales públicos. Necesitamos que este servicio se ofrezca a los pacientes oncológicos.
No me gustaría despedirme sin realizar una última petición. En primer lugar, reivindicar la detección precoz, porque cualquier paciente debería tener acceso a un seguimiento continuado, sin importar la edad u otros factores. Ningún paciente debe quedar abandonado por el sistema sanitario, como tampoco deberían quedar abandonadas las enfermedades graves a consecuencia de la pandemia. La Covid-19 ha ensombrecido enfermedades como el cáncer, y ha dificultado no solo la detección, sino también el tratamiento de esta. La soledad de los pacientes, la incertidumbre y el desplome emocional son factores que no deben olvidarse, ni con una pandemia de por medio.
Representantes del Congreso de los Diputados,
Espero su respuesta
Batu zaitez Osoigora