Mi nombre es Vanesa, vivo en Alemania y tengo cáncer de mama. En el verano de 2020, el último día de mis vacaciones, tuve un sueño donde frente al espejo me veía con un agujero negro. Me levanté muy sofocada y nerviosa. Me fui a la ducha y como aún estaba un poco alterada, y el sueño había sido muy real, decidí autoexplorarme las mamas. Me noté un bulto y un hundimiento en el pecho.

Por lo que había leído en campañas de prevención yo ya supe que eso no era bueno. Llamé a mi médico de cabecera y en esa misma semana ya me había visto mi ginecóloga y me habían hecho la mamografía. 

Me hicieron la biopsia y llegó el diagnóstico: cáncer de mama. Se trataba de un cáncer hormonal y que era bastante grande. En todas las pruebas se veía que había dos tumores, por lo que intuían que había metástasis.

Me hicieron muchas pruebas y querían empezar lo antes posible con la quimio. Pero uno de los ginecólogos de oncología me dijo que él creía que lo mejor era atacar al tumor desde la raíz y quitar el pecho. Yo me alegré porque me daba mucho pánico la quimio. 

Entré en un estudio sobre vaciamiento axilar, estaban comprobando que no es necesario siempre este proceso. Con este estudio, si se trata de una metástasis pequeña, es un ordenador el que decide qué es lo mejor. El ordenador decide en función de una serie de parámetros y esta decisión va acompañada de un control médico para ver la supervivencia a los 5 años.

Yo entré en el quirófano pensando que tenía metástasis y cuando salí estaban todos muy contentos porque no era así. Me pudieron limpiar todo. 

Me dijeron que el siguiente paso era o ir directamente a quimio o mandar el tumor a Estados Unidos para hacer el Oncotype. Al no tener metástasis tenía muchas probabilidades de no tener que pasar por la quimio. Tuve mucha suerte porque justo ese era el primer año que esta prueba entraba por el seguro, sino cuesta unos  6.000 o 7.000 euros.

En España hay muchas comunidades autónomas que aún no ofrecen esta prueba, y muchas mujeres que han decidido hacerse esta prueba por su cuenta han conseguido librarse de la quimio, que recordemos que es un tratamiento muy duro. 

Al final una quimio cuesta unos 6.000 euros por paciente, y muchas veces prefieren ahorrarse lo que cuesta el Oncotype pero el gasto es el mismo o incluso mayor con la quimio en pacientes que igual no la necesitan. 

La verdad que he tenido mucha suerte, porque me he tratado en un país donde miran más por la salud del paciente que por las estadísticas o los números. Debería haber un cambio, pero no solo en España sino en toda la Unión para que el Oncotype sea una alternativa tan válida como la quimio o la radio. Debería ser un paso más de este proceso.

Otra cosa que veo muy importante es que cuando te diagnostican cáncer, te sientas a esperar a que pase todo. Para mi ha sido una ayuda muy importante el informar a entender qué puede ayudar a mi cuerpo para que esto no vuelva. Si hago ejercicio y me alimento bien sé que estoy ayudando a mi organismo. Soy consciente de que puede volver, porque en mi familia hay muchos antecedentes, pero dar ese paso de conciencia y conocimiento me ha ayudado mucho. Creo que en este aspecto aún falta mucho por hacer, nadie te guía en aspectos como la nutrición o el ejercicio.

Creo que es fundamental que se inviertan muchos más recursos en la investigación, que se invierta en apostar por el Oncotype y que se investiguen los estudios para la mejora de la calidad de vida de los pacientes y para que las recaídas sean menos frecuentes.

Me gustaría que el Europarlamento se hiciera eco de estas peticiones.