Los problemas de salud mental en edades tempranas han aumentado de forma considerada y, aún más, tras la pandemia. ¿Cuándo se dará la importancia que merece a esta problemática y se realizará una inversión real, ajustada a la situación que vivimos?

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Me llamo Virginia, soy de Sevilla, pero vivo en Lleida, lugar en el que he conseguido plaza como psicóloga interno residente (PIR). Además, soy integradora social. Trabajar en estos ámbitos ha hecho darme cuenta de la preocupante falta de inversión en salud mental existente en España, un hecho que no sorprende a nadie. 

El déficit de profesionales de la psicología en nuestro sistema nacional de salud (SNS) es evidente, actualmente existe una media de 6000 Psicólogos especialistas en Psicología Clínica y sólo 2850 en SNS. No es normal que tengamos una ratio tan bajo, muy pocos psicólogos para una demanda de atención psicológica que se encuentra en alza y que cada vez es más preocupante. Y no solo en sanidad, también en educación. Hoy en día siguen existiendo déficits de psicólogos educativos en los centros escolares. 

Los problemas de salud mental en edades tempranas han aumentado de forma considerada tras la pandemia ocasionada por la Covid-19. La población joven ha tenido que hacer frente a una situación muy difícil en una etapa crucial de su vida, y esto ha generado muchos problemas. Sin ir más lejos, algunos hospitales, han visto en el primer trimestre del 2021 aumentar hasta un 47% las urgencias de adolescentes por motivos de salud mental, y los trastornos de conducta alimentaria aparecen cada vez en edades más tempranas, en los últimos cuatro años se ha constatado un incremento del 15% en menores de 12 años. 

La sensibilización y visibilización es clave para paliar esta problemática. Disponer en los centros de educación de un mayor número de psicólogos/as educativos ayudaría a luchar contra el estigma de salud mental además de procurar una detección temprana de posibles problemas psicológicos, gracias a la implementación de programas de atención, prevención e intervención desde las propias escuelas, además de charlas adaptadas por edad que aborden estos temas y sensibilicen desde edades tempranas. 

Sin duda alguna, no podemos olvidarnos de la necesidad de aumentar el número de profesionales de psicología en sanidad pública. Hablamos de una profesión en la que por cada 28-30 candidatos, sólo uno consigue plaza de residente y de un considerable déficits de Psicólogos especialistas en psicología clínica (PEPC) en toda España. ¿Cuándo nuestro bienestar psicológico dejará de depender del dinero de nuestros bolsillos para poder pagarnos una adecuada atención psicológica? ¿Cuándo dejará de existir listas de esperas inhumana para recibir terapia o seguimiento? Todos tenemos derecho a una atención psicológica pública y de calidad, a poder elegir psicoterapia frente al habitual consumo de psicofármacos como primera línea de intervención (a pesar de las recomendaciones de las Guías de Práctica Clínica) y que nos dirige hacia una población mal atendida y sobremedicada. 

Por último, necesitamos más campañas de sensibilización para que las personas, sobre todo las más jóvenes, normalicen este tipo de problemas y dejen atrás la estigmatización que los rodea y que frecuentemente frena la búsqueda de ayuda cuando lo necesitan pudiendo cronificar problemas. ¿Y cuál es la solución? La respuesta es clara: inversión. Por ello, como profesional y ciudadana, me dirijo a las instituciones para que sean conscientes de esta problemática y tomen medidas al respecto. No hay país que avance sin salud, no hay salud sin salud mental. 

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