Mi nombre es Xavi Roura. Por mucho tiempo padecí de fatiga crónica que me tuvo postrado, con mis síntomas siendo tratados por supuestos especialistas, pero que tenían una visión limitada para encontrar el origen de lo que me pasaba.

Todo empezó a los 24 años, cuando salí de casa de mis padres y empecé a trabajar en otro país. El estrés laboral y emocional, sumado a una mezcla de malos hábitos que acarreaba por varios años fueron el detonante que tuvo como consecuencia un cansancio que me dejó inmovilizado.

Busqué por muchos lados una solución, pero fue inútil. Nadie sabía darme una respuesta, hasta que llegué a una psiquiatra, para mi mala suerte. El diagnóstico que me dio fue de Depresión Mayor. Por 10 años estuve bajo un régimen de psicofármacos y sin ninguna recomendación sobre mis hábitos de vida: mi cuadro no solo no mejoró, sino que empeoró.

Trate de seguir mi vida de forma regular, porque no quería que los demás me vieran y pensaran que me sentía mal sin motivo aparente. Fue mi primer error, porque el no aceptarlo me puso de peor forma. Tuve cambios a nivel personal muy bruscos, me divorcié y con un hijo de 3 años de por medio. Tampoco pude realizar mis proyectos profesionales con éxito, porque mi malestar no me permitía avanzar.

No fue hasta pasados muchos años que encontré la ayuda que necesitaba con un Psiconeuroinmunólogo, un especialista que se fija en el comportamiento del cuerpo en su conjunto. Con él vimos que tenía latente el virus de Epstein-Barr (EBV), un virus agresivo que está detrás de muchas patologías, entre ellas la fatiga crónica.

Cuando me enteré del virus, me puse manos a la obra para poder controlarlo y poder corregir el camino que había tomado mi vida. No fue fácil, pero poco a poco, con constancia y empuje, pude lograrlo.

El problema de la Fatiga Crónica es que no es algo visible, incluso para quién lo padece, que puede confundirlo con otras cosas. La gente no te ve con una muleta y un yeso. Solo ven que no tienes ánimo ni fuerza para ponerte en marcha, lo que termina con etiquetas de debilucho, hipocondriaco o triste.

Me gustaría que la gente entendiera que la fatiga crónica tiene un porqué, sobre todo los profesionales que tienen que tratar esta condición, que no dejen de estudiar e investigar para poder acompañar y dar un buen tratamiento a tantas personas que viven con cansancio constante.
Es por ello que, con la invitación de Osoigo, emplazo a mis representantes a corregir esta situación. Necesitamos que los profesionales de la salud traten a sus pacientes desde un enfoque biológico, psicológico y social, tratando de buscar el origen de sus malestares y, mejor aún, hacer la prevención con buenos hábitos de vida.

Hoy en día sabemos que, desde una coherencia evolutiva, la mayoría de las patologías (las no genéticas) podrían resolverse y prevenirse gracias a una alimentación evolutiva junto a ayunos puntuales, al movimiento natural, a la importancia del contacto directo con la naturaleza y el sol, al buen descanso, y a un ritmo de vida no estresante.

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