Me llamo Yuleidy y vivo en Catalunya. En noviembre del año pasado, me percaté de que tenía un bultito en el pecho que me llegaba a doler de una manera muy leve en algunas ocasiones; de manera intermitente. De entrada, no consideré necesario prestarle atención, pero después de padecer el Covid, decidí pedir cita con mi médico de cabecera porque se me estaba cayendo mucho el pelo y le comenté el aspecto del bulto.

Como tengo antecedentes familiares que padecieron cáncer de mama alrededor de los 40 años, el médico consideró necesario derivarme de manera urgente al hospital, para que me hicieran una ecografía mamaria. A principios de diciembre me llamaron para someterme a la prueba. Una vez hecha, el profesional que estaba conmigo en aquel momento me indicó que era necesario practicarme una mamografía complementaria, ya que me explicó que debido a que tengo las mamas muy densas, no podían ver bien lo que necesitaban comprobar.

En enero me contactaron del hospital y me indicaron que necesitaba someterme a un seguido de pruebas diagnósticas, puesto que de las pruebas realizadas el mes anterior habían percibido posibles irregularidades. Me derivaron a ginecología y empezaron los exámenes. Entre otras, me practicaron una punción, me colocaron marcadores, me hicieron un TAC, etc. Después de unos días, antes de que me llamaran desde ginecología para darme los resultados de las pruebas, me llamaron desde oncología. Así que supe que padecía un cáncer de mama Her2 negativo antes de lo que estaba previsto.

Cuando la doctora que me llevaba me llamó, me explicó cómo sería el proceso de tratamientos. Me sometí a quimioterapia, a radioterapia y a una intervención quirúrgica. En estos momentos, estoy pendiente de que me llamen para darme cita para la reconstrucción. Durante el proceso, me sometí, también, a una prueba genética que determinó que mi patología no es hereditaria, aspecto que sorprende a los médicos que me tratan porque consideran que soy muy joven para padecer esta tipología de cáncer.

El proceso de enfermedad por el que he transitado me ha hecho percatar de que no existe prácticamente ningún tipo de ayuda económica pública pensada para las personas que padecemos una enfermedad de larga duración como la que yo he transitado y que, si existe, es muy poco accesible. Considero que este aspecto se debería de revisar teniendo en cuenta la realidad de afección de los tratamientos a los que tenemos que someternos para curarnos; trabajar mientras se recibe un tratamiento de quimioterapia es imposible, hay días en los que no te puedes ni levantar de la cama. Es muy duro y los efectos secundarios de los mismos tratamientos, se quedan en el cuerpo por mucho tiempo y afectan tanto física como anímicamente.

La parte económica se debe de revisar porque la vida depende de generar dinero. Además, un proceso de cáncer conlleva nuevos gastos que se suman a los cotidianos, que son imprescindibles y que no están cubiertos por la Seguridad Social; pienso que no recibir acompañamiento económico teniendo en cuenta todo lo presentado es contradictorio.

Además, como aspecto crucial considero destacar la importancia que tiene que se refuerce la inversión pública que se destina a la investigación. De ella dependen mejores pronósticos en relación con la curación de la enfermedad y de la mejora de los tratamientos. También de la investigación depende el fomento de la detección temprana de la enfermedad.

Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya, ya que son quienes me representan: “Que se revise el acompañamiento económico que se proporciona a los pacientes de cáncer es crucial, así como que se refuerce la inversión que se destina a la investigación”.