Pregunta para Parlamento de Canarias

Me llamo Zulema y sufrí bullying por ser mujer y ser gorda. ¿Por qué en los centros educativos no se trabaja más la aceptación hacia uno mismo, así como la tolerancia hacia la diversidad corporal, para así luchar contra la gordofobia?

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Zulema Rodríguez Pregunta de Zulema Rodríguez

Me llamo Zulema, soy de las Palmas de Gran Canaria, tengo 28 años y cuando iba al instituto sufrí acoso escolar por mi peso. También el hecho de ser mujer y llevar gafas hicieron la combinación perfecta para ser motivo de burla para muchos compañeros de clase.

Empecé a sufrir bullying en el instituto, con 12 o 13 años. En aquella etapa, quería empezar a crear mi propia identidad, como todos los adolescentes, empezando por la ropa. Aquí me encontré con el primer obstáculo: en las tiendas para gente joven no había ropa de mi talla y, por tanto, tenía que ir a comprarla en tiendas de ropa para señoras.

Ahí empezaron los complejos: fue muy duro que, en plena adolescencia, no pudiera vestirme como yo quería y tuviera que llevar ropa de señora mayor. Creo que precisamente el hecho que desde fuera se viera que llevo otro tipo de ropa ya daba a entender que mi cuerpo no estaba dentro de lo que la sociedad esperaba. Era un recordatorio más de que mi cuerpo no era “normal”, y creo que esto favoreció que mis compañeros se rieran de mí.

Aparte del acoso escolar, una de las formas de gordofobia que más sufrí fue una relación sentimental que tuve en la adolescencia. Conocí a un chico que de puertas para adentro me trataba muy bien, pero cuando estaba con amigos me mantenía en secreto, no quería que la gente supiera que éramos pareja porque le daba vergüenza. Eso me dolió mucho.

Hay muchos prejuicios y discriminación hacia la gente gorda sin tener la información sobre esa persona. Por ejemplo, yo jugaba al baloncesto y la gente comentaba que cómo podía ser que una gorda juegue al baloncesto, que seguro que estaría todo el rato en el banquillo porque no me podía mover. Ser gorda no tiene por qué significar necesariamente que es una persona sedentaria y que come mucho. Hay mucha gente delgada que se cuida menos, pero nadie le critica porque desde fuera no se ve.

La gente debería entender que, por mucha vida sana que una lleve, hay componentes genéticos y biológicos que influyen mucho. La sociedad debería entender que hay cuerpos no normativos y debería aprender a ser más tolerante con la diversidad corporal.

En el colegio nunca nos enseñaron a aceptarnos a nosotros mismos. Creo que la educación emocional debería estar a la orden del día en las escuelas, hacer entender que cada uno es como es y tiene que convivir con ello, que ser diferente a los demás no significa que esté mal.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlamento de las Canarias, ya que soy de las Islas Canarias y son mis representantes en dicha cámara, para que en los centros educativos se enseñe más sobre la aceptación hacia uno mismo y sobre la tolerancia hacia la diversidad corporal.

Todo lo que he pasado dolió mucho en aquel momento, pero me ayudó a quererme más. Me di cuenta de que, si yo no me quería, nadie más lo haría. Además, mi madre también había sufrido acoso escolar por su peso, y desde pequeña me preparó para enfrentarme a personas que querrían hacerme daño. Todo esto hizo darme cuenta de que yo no tengo ningún problema, que el problema lo tiene la gente que no es tolerante y que discrimina sin tener ningún tipo de conocimiento.

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